¿Cómo entender a un joven de 19 años?
10 consejos para tratar a un joven rebelde
- Estableced una buena comunicación.
- Dale su espacio, escucha y respeta su opinión.
- Ojo con la expectativas y con comparar.
- Prohibido prohibir y sobreproteger.
- Establece límites claros.
- Da ejemplo.
- No pierdas los papeles y ten empatía.
- Dale voz y voto.
¿Cómo hablar con mi hijo de 19 años?
La comunicación con su hijo adolescente
- Resérvese un tiempo durante el día o al anochecer para que escuchar a su hijo mientras le hable sobre sus actividades; asegúrese de que él sabe que a usted le interesa de verdad lo que él le explica y que lo escucha atentamente.
- Recuerde que debe hablar con su hijo, no a su hijo.
¿Qué hago cuando mi hijo me falta el respeto?
Mi hijo no me respeta: ¿qué hacer?
- Establece líneas que no hay que cruzar.
- Escuchaos mutuamente.
- Cuando se incumpla algo, exige una conducta compensatoria.
- Haz cumplir las normas de manera inmediata.
- Da ejemplo.
- Evita enmarcar la restricción de libertades como si fuese renuncia al placer.
- Muestra tu humanidad.
¿Por qué los hijos no se olvidan nunca de lo que les decimos?
Los hijos no se olvidan nunca de lo que les decimos, el mensaje permanece ahí, silencioso, pero luego es lo que más fuerza tiene cuando pasa el tiempo. –¿Por qué parece que están siempre enfadados y con los amigos felices?
¿Por qué debemos proteger a nuestros hijos?
Aunque nuestros hijos sean adultos seguimos siempre queriendo protegerlos, cuidarlos, y en muchos casos: controlarlos. 1.Impacto: solemos sentirnos absolutamente culpables y responsables. Estos sentimientos son además de abrumadores, irracionales.
¿Por qué los padres no son capaces de saberlo?
Ellos aún no son capaces de saberlo. —Los padres que no se lo hayan preocupado por mejorar la relación con sus hijos antes lo tendrán más difícil después. —Si el hijo no ha tenido hábitos ni responsabilidades, le falta la base, y en la adolescencia se verán las consecuencias.
¿Qué significa que el hijo no tiene hábitos ni responsabilidades?
—Si el hijo no ha tenido hábitos ni responsabilidades, le falta la base, y en la adolescencia se verán las consecuencias. Eso significa que hay que hacer un trabajo y que la clave es negociar, supervisar, más que prohibir y acompañar.